El mundo del derecho con sistemas y optimismo

El mundo del derecho con sistemas y optimismo

 

Por Juan Antonio Travieso

 

Estamos viviendo una etapa de grandes cataclismos a nivel internacional que superan a los cambios climáticos.

 

Parecería que el derecho no puede o no quiere solucionar los conflictos. La ONU no se halla a la altura de las circunstancias y observa el devenir como un analista y no como un vector de arreglo de controversias.

 

Europa se debate entre dos velocidades. Una de ellas, la del ultranacionalismo de algunos Estados con un dejo de populismo. Otros Estados, plantean una visión a largo plazo y de intereses comunes, como los de la Unión Europea.

 

Mientras tanto, el Reino Unido no sabe como desenrollar el ovillo que puso en marcha con un referéndum que claramente, aunque con una mínima mayoría, resolvió con el Brexit irse de la Unión Europea sin sentimentalismos, pero también sin pagar las cuentas adeudadas.

 

En otras latitudes, Estados Unidos de América y China plantean dos esquemas comerciales contrapuestos, aunque todo hace preveer que más tarde o más temprano, las potencias arreglarán sus diferencias y las cuentas las pagarán los más desventajados. Es habitual que las grandes potencias arreglen sus diferencias comerciales de un modo o de otro y en especial a costa de los más débles. Todo ello, en tanto el Presidente Trump emite sus habituales y discutidos twets, urbi et orbi.

 

Mientras eso sucede, Rusia observa expectante y diseña esquemas de intervención en diferentes geografías y por su parte Corea del Norte, con China trata de sacar las ventajas posibles.

 

En la India, con el clásico tema de Pakistan, potencia atómica, los estados muestran sus dientes con planteos limítrofes irresueltos. Mientras tanto la democracia de la India, está a punto de tomar resoluciones a niveles populares de multitudes.

 

En América, nuestra preocupación actualmente es la llamada República Bolivariana de Venezuela, que dominada por Nicolás Maduro y sus seguidores, pretende consolidarse a costas del hambre, la sed, la falta de energía y medicamentos del pueblo que dicen defender y que lo único que pretende es escapar del infierno. Algunos venezolanos, 130.000, ya están habitando el generosos suelo argentino. Por otra parte, recordemos que, en Colombia, ya están radicados un millón de venezolanos.

 

Por su parte, en la Argentina, luego del éxito internacional del ALCA, un modelo destacado de organización, llegará el momento de obtener resultados, aunque sea a largo plazo. El problema de nuestro país es básicamente interno, aunque también sometido a las tormentas y vendavales económicos internacionales en un mundo dominado por la economía inestable.

 

Después de este panorama internacional brevemente expuesto, en beneficio de la síntesis, pero también con más omisiones e incertidumbre que certezas, se plantean interrogantes diversos.

 

Pero el más directo es el referente al papel del derecho internacional en este mundo complejo.

 

Es probable que el derecho internacional actual opera como un corcé, y luce en variados casos como inútil e inadecuado. Es evidente que estamos operando con instituciones del siglo XIX y XX, mientras la realidad internacional estalla cada segundo.

 

El mundo se hace con sistemas y no con problemas y es hora que cada uno se haga cargo de la parte que le corresponde con modernidad. En el mundo de la inteligencia artificial, por ahora no podemos conformarnos con la estupidez natural.

 

Sin embargo, a pesar de todo, estamos obligados a ser optimistas.

 

 

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