Octubre de 2020

Octubre de 2020

 

Por Juan Antonio Travieso

 

 

Nuevamente nos encontramos con los lectores de elDial.

 

Estamos dando la vuelta al codo de los diez años en este Suplemento de Derecho Internacional y también estamos en el final de este año 2020, que a veces preferiríamos olvidar.

 

Sin embargo, no sería justo hacerlo, porque el olvido es la peor ingratitud.

 

Efectivamente, nuestro recuerdo y gratitud a El Dial, a sus directivos, autoridades y todos sus colaboradores, que consideramos parte de nuestra familia intelectual. También nuestro afecto a nuestros lectores y autores de cada Capítulo.

 

Porque es nuestra obligación elevar nuestro espíritu, en esta época de pandemia que nos pone a prueba en la fuerza, la continuidad y templanza.

 

Así pues, ¡aquí estamos!

 

Ahora, lo internacional, que en cierta medida puede interpretarse como una forma de eludir la problemática del día a día. Dentro de esos aspectos no podemos dejar de lado el apoyo que nos han brindado desde el Dial para la celebración del Congreso Internacional sobre la enseñanza del Derecho Internacional que ha permitido que más de 3000 personas participaran. El detalle es que el foco se hallaba en la enseñanza y eso es un logro en sí mismo.

 

Mientras tanto, la vida continúa y los conflictos también con la guerra entre Armenia y Azerbaiyán con nuevos ataques y peligra el alto el fuego en Nagorno Karabaj.

 

Así es la vida, y en plena pandemia la guerra no cesa.

 

Pero no todas son malas noticias.  Hace pocos días nos enteramos del Premio Nobel de la paz al Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WFP, por sus siglas en inglés) que ha sido elegido por sus esfuerzos en combatir el hambre en el mundo y, especialmente, en zonas de conflicto, "evitando el uso del hambre como un arma de guerra".

 

Esta es la buena noticia.

 

Pero hay una más: Louise Glück obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

 

El editorial concluye, hoy con un poema de Louise con el elogio a lo pequeño, que puede ser lo más grande:

 

Tengo ideas profundas y mi memoria es larga; ¿por qué iba a envidiar esa libertad cuando tengo humanidad? Aquellos que tienen el corazón más diminuto son dueños de la mayor libertad. Una luz de optimismo. Nos hace falta.

 

 

Citar: elDial.com - CC6888

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