Expte. 73679/2016 – “Rodríguez Rinaldi, Sergio Marcelo c/ Editorial Sarmiento S.A. s/ despido” – CNTRAB – SALA II – 13/06/2025

INTERCAMBIO TELEGRÁFICO. INTIMACIONES PREVIAS. TELEGRAMAS. DESPIDO INJUSTIFICADO. DESPIDO INDIRECTO. La operatividad de una intimación requiere que indefectiblemente contenga tres elementos: la conducta que se le requiere al emplazado que adopte, el plazo que le otorga para adoptarla y el apercibimiento para el caso de que no se avenga a adoptar tal conducta. La omisión de alguno de ellos torna inoperativa la intimación. Ello no configura un excesivo rigorismo formal ni un ritualismo sino que está estrechamente vinculado con el derecho de defensa en juicio. No se advierte que el actor haya remitido una intimación adecuada a su empleador porque no comunicó qué consecuencias se seguirían del rechazo o silencio de la requerida (apercibimiento). Al no apercibir que ante el incumplimiento o silencio se consideraría despedido, no es posible considerar que el trabajador pudiere después válidamente efectivizar un apercibimiento no formulado. Cabe revocar la sentencia de grado. Corresponde el rechazo de la intimación del artículo 80 y del artículo 132 bis LCT pues el trabajador no esperó el plazo de 30 días posteriores a la extinción del contrato de trabajo para reclamar la entrega de los certificados. DISIDENCIA. Ninguna norma impone al trabajador que especifique en sus misivas qué medida concreta ha de adoptar ante el incumplimiento reticente de su empleador, bastando con la intimación fehacientemente formulada. El derecho se supone conocido por el principio de inexcusabilidad. La obligada no podría desconocer las consecuencias posibles de su obrar ilegítimo. El hecho de no haber consignado un apercibimiento no le resta eficacia a una intimación válidamente formulada. Teniendo en cuenta ello y la falta de otorgamiento de tareas al actor, cabe concluir que el despido indirecto decidido por el actor resultó justificado.